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Aclaración: Este libro ES UNA UCRONÍA (Subgénero de la ciencia ficción). está basado en varios hechos reales pero desconectados entre si (Y absolutamente TODOS LOS NOMBRES Y PALABRAS DE LA JERGA FUERON CAMBIADOS, por la seguridad de todos los implicados, y para que el que escribe este libro NO VAYA A PRISIÓN). Sólo la genialidad magistral del autor los ha unido en un solo relato coherente. Este libro NO refleja las opiniones personales del autor: solamente pone los diálogos en personajes criminales y malignos, por lo tanto NO es apología ni al fascismo, ni al crimen organizado. NO PROMUEVE LA MALDAD, ni la discriminación a ningún sector mayoritario o minoritario, étnico, religioso, de género, preferencia sexual o de ninguna nacionalidad.
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¡ADVERTENCIA!
Este libro contiene violencia extrema, asesinatos, lenguaje demasiado
explícito, consumo de drogas, y ambiente sumamente hostil
En el día del funeral de Kimberly Salazar, su primo, el doliente Jonathan Salazar, se levantó para decir unas palabras, para recordar a su querida prima, para honrar y conmemorar su vida:
“Saludos a los amigos y familiares de Kimberly Salazar que están presentes. Para los que no me conozcan yo soy Jonathan Salazar, primo de Kimberly, y pa´ los que ya me conozcan, pues ya saben que me llaman El Reliable o El Reli pa´ los Homies.
Mi prima fue para mí más que una prima: fue como una hermana. Y es que yo desde niño viví aquí con mi tía Aracely, cuando deportaron a mis papás, y por eso es que mi tía Cely ha sido como una segunda mamá para mí desde entonces.
Kimberly fue una niña muy inteligente: más inteligente que yo, aunque creo que ser más lista que yo no cuenta mucho porque no soy muy listo que digamos jajaja, pero eso sí: ella fue mucho más lista que mucha gente, que muchas chicas, fue más lista que todas ellas. Ella era muy lista y muy tierna, pero a veces también tenía su carácter.
Recuerdo que una vez cuando éramos niños que jugábamos football con los homies del barrio, en ese tiempo andaba “El Machito” jugando también, y pues él estaba más grandote que nosotros, era el mayor de todos y nos daba miedo.
De hecho ni lo queríamos acoplar para jugar, pero sabíamos que si le decíamos que no, nos madreaba jajaja así que ahí andaba jugando. En ese tiempo Kim estaba muy chiquita, pero aun así quería jugar también, pero nosotros no queríamos, así que no la acoplábamos. Pero cuando se metió llorando a la casa, mi tía Cely salió diciendo que la dejáramos jugar, y cuando entró a jugar la verdad si me dio miedo, pues de que El Machito le diera un balonazo, no sé si sin querer o de adrede.
Seguimos jugando, y le di un pase muy cuidadoso a mi prima, pero ella en cuanto recibió el balón lo agarró con las manos y se lo llevó diciendo <<Es mi pelota, mi pelota>> entonces todos los compas se enojaron, pero yo quería quitarle la pelota a Kim, para que nadie más se la fuera a quitar y la lastimara o la asustara. Entonces El Machito se me adelantó y quiso quitarle el balón el solo ¡Ay wey! Pensé que le iba a pegar o le iba a hacer daño ¡Pero no! ¡El Machito que ya era casi un adulto no pudo quitarle la pelota a una niña de 3 años! Jajajaja, entonces la niña se enojó y le dijo <<¡Toma mi pelota, te la doy!>> Y se la estrelló en la cara Jajajajaja le sacó sangre al Machito.
Entonces cuando se enfureció más y le iba a pegar a mi prima, ahí si me dio más miedo de ver que le hiciera algo ese pendejo, me dio más miedo eso a que el me hiciera algo a mí, así que lo enfrenté, y nos agarramos a put… a golpes jajaja y pues con suerte le puse una… golpiza. El Machito ya no volvió a ser el mismo de antes, le perdimos el miedo y dejó de molestarnos jajaja y todo gracias a mi primita.
Me quedo con ese recuerdo de ella y muchos más, muchísimos más, pues si contara todas las anécdotas que pasé con ella, aquí nos amanecía y mucho más, pero sólo les dije uno de ellos, pues es de los que hasta en estos momentos me sacan una sonrisa. Y es que quiero recordar a mi prima con una sonrisa, para poder aguantar estos días de mucho dolor… porque me hace mucha falta. Me haces mucha falta prima… no sé si fue el asesino de las tijeras o quien sea, pero que sepa que nos ha quitado más que a una chica: se ha llevado nuestra alegría y nuestra paz…”
Después de tanto dolor, llevaron el féretro a enterrar, donde un grupo de amigos que sabían cantar y alguien con un celular y una bocina digital cantaron las rolas favoritas de Kimberly, mientras Doña Cely lloró a grito abierto, con una voz profunda y profundamente dolorosa al ver que el féretro descendía lentamente hasta el lugar de descanso eterno.
Cuando ya se iban del cementerio, Doña Cely le habló a su sobrino:
“Oye Jonathan, no sé si sabes que ya no puedo tener hijos. Cuando muera, mi sangre morirá conmigo, no habrá nunca nadie más que lleve mi sangre, pero como tú lo has dicho mijo: tú eres como un hijo para mí. Tienes 19 años viviendo en mi casa y es natural que te vea como un hijo. Por eso más que nunca me preocupo por ti. Sé que andas en malos pasos…”
“No tía, lo que pasa…”
“Pues si no soy tonta mijo. Sé que andas en malos pasos y si tienes un poquito de agradecimiento por tu tía, por tu segunda mamá. Si recuerdas con cariño a tu prima, a tu hermanita Kimberly, vas a dejar toda esa basura atrás. Que no quiero perder otro hijo más. ¡Es horrible! tantos sueños, tantas esperanzas, esperanzas perdidas, todo eso muere junto con mi niña y ya está en la tumba. Pero si te hicieran algo, o cayeras en la cárcel, yo moriría de pura pena…”
“¡No diga eso tía!”
“Entonces prométeme hijo, prométeme que te vas a enderezar. No quiero perderte a ti también. ¿Me lo prometes?”
“Si tía, se lo prometo. Buscaré algún empleo decente y no le daré ninguna pena ni motivo…”
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Este capítulo es parte del libro: La Caja de los Grillos
(Lo puedes descargar en este enlace)
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