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El Dios-Mercado y su religión.

Palabras clave: dios mercado, religión, economía, doctrina económica, capitalismo, crítica, análisis, felino capitalista, puma capitalista, libertarios, ayn rand, adam smith 

    Hoy mismo impera en el mundo, en muchos gobiernos, en ideólogos, en predicadores de su palabra y muchos más una religión llamada Capitalismo. Mientras otras religiones tienen en su centro a Jehová, Allah, Cristo, Brahma, Hashem, etc… y dicen sin tapujos que su centro es un Dios, el único, o uno entre muchos, en esta religión el centro de toda su adoración es el Mercado: el Dios Mercado.

    La religión fundada por Adam Smith se ha convertido para muchos en incuestionable, tiene su propio enemigo, su propio Diablo (que es la religión opuesta, la otra cara de la moneda) llamado comunismo. Según esta religión se cae en el maniqueísmo de que tienes que elegir o servir y seguir a Dios-mercado, o condenarte para siempre junto al Diablo-comunismo.

    Si te atreves a criticar al todopoderoso Dios-mercado, entonces le haces el trabajo y sirves (aún sin querer) al comunismo. Te tildarán de “chairo”, “millenial”, “progre”, “populista”, etc…

    Pero ¿Quién es ese Dios-Mercado? 

    El Dios-Mercado es un Dios Tetrauno, es decir, es una Tetranidad, formada por: El Padre Egoísmo, La hija Libertad incondicional (de mercado), La Paloma Competencia, y El Verdugo Reajuste.



    El Padre Egoísmo, motor del Mercado, la primer persona de la Tetranidad, es un Padre bueno, pues al buscar lo mejor para sí mismo, está buscando lo mejor para el resto de la sociedad. Su derivado, el afán de lucro, lleva a una concentración centrípeta de los recursos, lo cual ¡Por supuesto! Enriquece mucho más a los ricos, aumentando el contraste entre ellos y los pobres, lo cual está muy bien, pues sólo así se atiborrarán tanto sus bolsillos, que comenzarán a caérseles monedas de sus bolsillos directo al suelo donde los pobres y las clases medias podremos recogerlas, porque es ahí en el suelo donde debemos arrastrarnos para ganar más monedas ¡Y debemos ser agradecidos por ello! Y a quien no le guste esto es un maldito envidioso blasfemo.



      La Hija Libertad Incondicional (de mercado), la segunda persona de la Tetranidad, busca, como su nombre lo dice, la libertad sin condiciones para el mercadeo. Pero la diabólica gente que quiere condicionar y poner marcos necesarios a esa libertad, son gente mala que está contra la libertad ¡Son malditos opresores! Así pues, vendrá a ser que los creyentes en la Tetranidad, en la libertad de mercado incondicional son los únicos y verdaderos defensores de la libertad y la democracia, mientras que todos los demás son autoritarios ¡Malditos sean! No te opongas al liberalismo capitalista ¿O es que acaso eres un maldito comunista estatalista?


    La Paloma Competencia, la tercera persona de la Tetranidad, quiere que haya competencia libre sin restricciones ni condiciones entre trasnacionales, oligopolios de otros países, monstruosos monopolios (de otros países), etc… para “pelear” el mercado contra el pequeño empresario, el comercio tradicional, los pequeños comerciantes, etc… Así, y con la justísimamente justa libre competencia, los clientes elegirán siempre al mejor producto, obligando a los demás a mejorar constantemente la calidad y el precio de sus productos. Aquí no interviene para nada la capacidad para pagar costosas -y hasta cierto punto muy eficientes- campañas de publicidad ¡Claro que no! No influye el que grandes empresas entrantes puedan pagar espacios en todos los medios. Siempre triunfará por sobre ellos la tiendita tradicional y no se verán casi afectados para nada si sólo le echan más ganas. Con la libertad incondicional a competir en cualquier peso, pesos pesados golpeando a pesos mini-mosca, la economía se desarrolla, y con ella, todo un país que se haya sometido a esta Tetranidad. Así pues, más riqueza es generada y producida, y el desarrollo sustentable se logra.

    Entre más caótico y salvaje sea el capitalismo en ese país, más rápido se desarrollará esa tierra de buenos creyentes. Pero entre más condiciones le pongan a la libre competencia y al libre mercado, más subdesarrollo, inseguridad, pobreza, hambre, llagas, ríos de sangre, plagas de moscas y ranas habrán.



    El Verdugo Reajuste es la cuarta persona de la Tetranidad, es la parte del Dios-Mercado que pone a prueba nuestra fe hermanos, pues es el que lleva las crisis tanto a los incrédulos no-ultracapitalistas (y por lo tanto chairos de mierda) como a los países obedientes. Así es que de vez en cuando a todos les toca una crisis, ya sea un castigo por no alinearse, o por un reajuste normal y propio del mercado. Por ello grandes empresas quiebran, y la economía se resiente con un alza del desempleo en muchísimos sectores, pero ¡Tranquilos mis borregos! Símplemente hay que esperar a que el mercado, en su santísima voluntad, termine de borrar de la faz de la tierra a las empresas no tan eficientes, y ¡Volveremos a empezar!



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 La voluntad del Dios-Mercado

     El Dios mercado existe desde que existe la humanidad, o probablemente antes, pues si nos basamos en la tesis de Max Weber, y la llevamos a sus últimas consecuencias, resultará que el Mercado-Dios es Dios interpretado desde el punto de vista protestante, y como el protestantismo se basa en la fe del Dios Bíblico, resultará entonces que el supuesto Mercado-Dios es ¡El creador del universo! Por lo tanto Mercado-Dios ha inspirado cualquier progreso humano: Él estaba presente desde que un cavernícola juntó 8 piedras para poner una señal. El inspiró los crómlechs, Él estaba detrás de la construcción de las pirámides de Egipto, Los jardines colgantes de Babilonia eran un Mall para ir a hacer “shopping”. El Partenón era una sucursal de Sears, y así cualquier progreso, cualquier cosa que vale la pena en esta vida (y la otra) se la debemos a la adoración del Dios mercado, que no es otra cosa que el afán de lucro, pues esa es la voluntad de Dios.

    La voluntad del Dios mercado es que todos seamos ricos, felices y comamos perdices. Por ello es que si la economía crece, es gracias siempre al Dios-Mercado. Si hay crisis económica hay que realizar sacrificios para la expiación de pecados: desregular la economía, privatizar empresas públicas, convertir la deuda privada financiera en deuda pública, bajarle aún más los impuestos a las trasnacionales, etc…

    Para cumplir la voluntad del Mercado hay que seguir sus mandamientos ¿Cuáles son? Minimizar el papel del estado, reducir a la insignificancia (cuando no desaparecer) a cualquier intermediario entre el patrón y los lacay… los empleados, no deberás poner trabas al despido, pues este es siempre justificado, flexibilizarás el mercado laboral, No nacionalizarás, desregularás la economía, debes privatizar empresas públicas, no aumentarás el gasto público, salvarás al sector financiero a costa de lo que sea, bajar (incluso a tasa 0% si es necesario) los impuestos a las trasnacionales, etc… Estos mandamientos son inalienables y deben aplicar SIEMPRE SIEMPRE, en cualquier país.


    ¿Tu país es abundante en recursos naturales y quiere crear su propia industria para manufacturar productos y ser lo más autosuficiente posible? ESO NO IMPORTA: lo que debes hacer es abrir las fronteras, y que entren productos YA MANUFACTURADOS mientras tú vendes tus materias primas, pues ¿Quién va a querer tus “utópicos” productos manufacturados cuando ellos mismos producen los tuyos? Ellos lo que quieren son tus mangos, naranjas, piñas… tu plata, oro, tu petróleo.

    ¿Qué tu país no tiene casi agricultura pero tiene mucho hierro y otros metales? ¡No importa! Tú ábrele las fronteras a las trasnacionales para que puedan llevarse los metales que tienes, mientras te vende productos ya fabricados de metal. ¿Quieres que aquí mismo se fabriquen esos productos? Entonces permite condiciones de trabajo TERCERMUNDISTAS, en las que la gente trabaje 15 horas diarias con salarios de miseria, sin tomar en cuenta su vocación, sino su capacidad para ser desechable mano de obra, pues sabemos, junto con Yaron Brooks que “son las únicas condiciones que permiten el desarrollo”.

    ¿Tu país en cambio es rico en ganadería y en agricultura mixta? ¡Eso es irrelevante! Permítele la entrada a alimentos procedentes de países cuya agricultura está subsidiada, permítele la entrada a esos alimentos y ve como sus precios mucho más bajos sacan a tus productos agrícolas del mercado, lo empobrecen y lo pauperizan para poder ser “competitivos”. ¡Contempla como tu país le compra productos finales a esos países, mandando dinero hacia ellos, luego ellos subsidian sus campos cuyos trabajadores ganan poco, logrando alimentos demasiado baratos, y luego ellos te los venden a precio de ganga, desplazando a tus propios alimentos! ¡Contempla eso y sé agradecido con el capitalismo, la religión verdadera!



    Pero si no te sometes a esos mandamientos, el Dios mercado desatará su furia sobre tu país: implementará un bloque… ¡Que diga! un embargo, financiará golpes de estado y dictaduras, educará en sus escuelas a títeres sumisos llamados “tecnócratas” para que gobiernen corruptamente a tu país, le venderá armas a las mafias de esos países que reniegan de la verdadera fe, entrenará a ejércitos golpistas y perros guardianes del gobernante títere, ya sea en los países sometidos a su Divinidad, o en tu mismo país, lavará dinero proveniente de las drogas, etc…

    Si aun así sigues Sus mandamientos, y tu país sigue así de jodido, es porque El Mercado está probando tu paciencia y tu fe, así que ¡Persiste! Aunque el país se esté cayendo a pedazos víctima de la inseguridad, la corrupción y la desigualdad.

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 El credo capitalista:

    Pero, además del dios-mercado, sus mandamientos y lo que demanda de los afortunadísimos creyentes y las amenazas a los incrédulos ¿Hay más elementos comunes entre esta religión y las otras? ¡Por supuesto! Tenemos por ejemplo el credo capitalista, cuyos dogmas son incuestionables:



    Creo en el mercado, cuya mano invisible lo debe regular todo. Regulador de la economía y de los gobiernos, de la creatividad humana, así como de su libertad.



    Creo en una sola atribución del gobierno: la de aporrear y encerrar a los criminales, de entre los cuales hay ladrones indeseables, hijos de padres flojos, huevones, que por su ineficiencia perdieron sus fuentes de trabajo y se quedaron rezagados ante la justísima competencia nada desigual.



    Creo en la sagrada ley de la oferta y la demanda, la cual debo hacer cumplir para que impere en todos lados.



    Santifico los impulsos egoístas del ser humano, los cuales sólo deben dejarse al azar dentro del contexto de Dios mercado para que hagan que todo progrese y mejore.



    Santifico la privatización de servicios de salud, educación y alimentación a los más pobres, pues si son pobres es porque no trabajan, y si son pobres niños, que se pongan a trabajar: ya sus hijos podrán tener infancia si bien les va, y si no les va bien, es el destino, los caminos inescrutables e incuestionables de Dios-mercado.



    Creo en el equilibrio incuestionable del mercado, el cual es la solución misma para el deterioro ambiental, pues sólo mediante su poderosa mano los productos ecológicos serán más rentables y serán más ecológicamente ecológicos.



    Creo que la desregulación de todos los sectores es buena y debe ser implementada en todos los países.



    Creo que debemos leer menos a Marx y más a Von Mises.


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 Los libros sagrados del capitalismo.

    ¿Cuál es “La Biblia” del capitalismo? Es decir: ¿Cuál es el conjunto de libros sagrados que tiene y sus autores? Los más básicos son:

    “La riqueza de las naciones” de Adam Smith, que es su “génesis” por así decir, “La ética protestante y el espíritu del capitalismo” de Max Weber, “La rebelión de Atlas” de Ayn Rand así como “El ideal desconocido”, así como “Liberalismo: la tradición clásica”, “La acción humana” de Ludwig Von Mises y “libre para elegir: una declaración personal”.

    (Si me falta mencionar alguno, agradecería a un religioso de esta fe que nos aclare cuál es).

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El capitalismo y la realidad.

   Así pues, vemos que esta religión economista postula básicamente que todo lo bueno que pase en un país es gracias a ese supuesto Dios, sin embargo si algo sale mal hay dos opciones: o es por culpa de los pecadores y estúpidos mortales que no entienden la voluntad del mercado, o es por la voluntad del mercado y sus caminos inescrutables. Así por ejemplo si a un país le va mejor es sólo gracias al libre mercado, pero si le va mal, o es porque todavía hay restricciones de mercado o por una fluctuación del mismo, que causa pobreza, desempleo y crisis, la cual debemos los humanos soportar con paciencia y siempre dóciles a Su voluntad (del Dios de los capitalistas).

    Pero, los malnacidos incrédulos preguntarán ¿Cómo es que la Unión Soviética -el régimen anticapitalista por excelencia- avanzó desde una economía semi-feudal y atrasada (El régimen Zarista) hasta disputarle a Estados Unidos la hegemonía tecnológica y armamentística, algo que hasta Hollywood admitió cinematográficamente (Rocky IV)? Ah pues sacamos la carta de que es por su descomunal tamaño, alcance y recursos. Sin embargo estos fanáticos religiosos luego no tienen empacho en decir que “Los países estatistas que no permiten la libertad de mercado se mueren de hambre aún a pesar de que muchas veces son paraísos tropicales sobre los que se erigen repúblicas bananeras.”

    Si un país no se gobierna por esta teología, sino que tiene ciertas restricciones y regulaciones al mercado, pero mejora en muchos aspectos, simplemente es “porque lo que queda de libre mercado es lo que saca adelante a ese país”. Sin embargo si países como México han venido privatizando y desregulando sectores sociales, industrias y servicios progresivamente desde los 80´s están tan débiles y padeciendo crisis económicas endémicas y una terrible desigualdad, es porque “Todavía no desregulan todo, y cuando lo hagan mágicamente la situación mejorará”. Inclusive alguna vez escuché a un descerebrado de esos que se hacen llamar “capitalistas felinos, tigres, pumas y gatos” decir “Peña Nieto es socialista…” con esto para que se den una idea de la capacidad de análisis de estos fanáticos.



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 Razones para su escepticismo.

    Si hasta dónde va el artículo, el lector ya se ha dado cuenta de que soy un escéptico del dios-mercado, quizás todavía se pregunte el “¿Por qué?” pues bien, daré las razones por las que no creo en el dios-mercado, no creo ni que el mercado sea Dios, ni que su “mano invisible” deba ser el regulador de la economía. Explicaré pues por qué no soy un incondicional del capitalismo:

   

1.- Razón filosófica: tanto el capital como el bien común, no poseen en sí mismos cualidades aptas para regular la economía. El capital sirve como incentivo y como objeto de ahorro e inversión, pero nunca como timón principal de la economía, no es la función que le corresponde. Lo mismo el bien común, que tiene características de “norte” o de beneficio deseable, pero tampoco es apto para regular la economía. Con respecto al mercado, es un campo de acción y una red de interrelaciones, pero como toda red: es el instrumento para atrapar el beneficio (como los peces), más no constituye al pescador mismo. Los tres conceptos son necesarios para la economía de una civilización, por lo que no se le debe dar prioridad a ninguno de los tres si eso significa minimizar al resto, pues eso es sectario.

    Pero si me dicen que hay que darle prioridad, ¿Acaso ustedes en un gimnasio consideran inteligente solamente ejercitar un solo brazo o una sola pierna mientras el resto del cuerpo esta fofo? Pues así de estúpidos son los argumentos sectarios, si se llevan hasta las últimas consecuencias. Filosóficamente a ese tipo de sectarismos se los llama “reduccionismo”, pues reducen en su análisis a un solo o unos pocos aspectos de la realidad.



    2.- Razón social: otro tipo de sectarismo es el egoísmo mismo, pues si se trata de vivir en sociedad, no se le puede dar prioridad a la actitud egoísta, pues un ejemplo de sociedad egoísta es donde los que gobiernan, independientemente del sistema político o económico que lleven, son gente corrupta y codiciosa ¿Cómo podríamos reclamarles que hacen mal si lo único que hacen es velar por sus intereses egoístas? Lo mismo el crimen organizado, la gente que sabotea el trabajo de otros, etc… En el caso empresarial legítimo, en una competencia sin ningún árbitro regulador, dos empresas pueden competir, por ejemplo en una “carrera armamentística” para estar un paso por encima de la otra, y en el camino pueden crecer tanto, que llegan a alcanzar el sector de mercado de una tercera, cuyo sector no estaba tan competido ¿Qué pasa en ese caso? Pues que si una de las empresas acorazadas le deja el “campo libre” a la otra, para concentrarse con la tercer empresa, la puede destruir, comerle todo el mercado, con su nivel de competitividad superior, y una vez destruida y absorbida su capacidad, está tan fuerte que puede volverse y aplastar a su vieja enemiga.

    En este proceso puede crecer desmesuradamente destruyendo a las empresas que se quedaron pequeñas (y por lo tanto, aniquilando puestos de trabajo y empleos) ¿Cómo es positivo enviar a cientos de personas a la deriva del desempleo, si en esos niveles de competencia no se puede garantizar que las otras empresas estén dispuestas a contratarlos a TODOS (si eso se hiciera, a corto plazo disminuiría el nivel de competitividad de las mismas, lo que las haría más vulnerables frente a sus “enemigos”’?). En cuanto a los ejecutivos y directivos ¿Qué pasaría si ellos se dejan llevar totalmente por el interés egoísta y además son materialistas? Pues que pueden planificar el tiempo de su gestión con un criterio puramente personal, mientras que el destino de la empresa pasa a segundo plano. Así pues, pueden realizar recortes de empleos porque “las necesidades de la empresa así lo demandan” (recuérdese la “flexibilidad de los despidos”) y aumentar la “meta de eficiencia” haciendo producir más durante el mismo tiempo, pero sin que eso aumente nada o muy poco sus salarios ¿Y al final del día para qué? Para que ese ejecutivo pueda obtener más ganancia personal sin que eso merme la eficacia competitiva de la empresa (es decir: en ese caso la empresa se queda como siempre, pero el jefe gana más).

    Inclusive empresas enteras han quebrado durante las crisis mientras que los directivos se llevan el dinero y se dan la gran vida, o reaparecen en forma de “consultores financieros” o inclusive en algún ministerio o secretaría de economía del gobierno: ¿No que muy “anti-estatalistas”? ¿Entonces realmente el egoísmo lleva a la eficacia empresarial? Pues el egoísmo de esos ejecutivos empresariales los lleva a despedir a varios de sus empleados para así poder embolsarse su dinero, pues es la forma más sencilla de aumentar sus cuentas. Así queda el egoísmo como “motor principal de la eficiencia y la eficacia”. Luego ¿Qué tiene de bueno el egoísmo que motivó a comerciantes y comisionistas de bancos y empresas financieras a otorgar hipotecas a personas que claramente sabían que no podrían pagar, sólo para cobrar sus comisiones? Ese egoísmo es pues el que causó crisis como la de las hipotecas subprime del 2007, cuyas consecuencias, a 10 años de la crisis, aún se padecen en varios lugares.

    En cambio, cuando el egoísmo cunde en la sociedad, se da una lucha de egos, que al igual que con las empresas en competencia selvática, pero al cabo de generaciones, hacen que al final triunfe el ego que aglutine para su causa a más egos, y los subordine para un objetivo egoísta común: de la pelea de los egos individuales surge triunfante el totalitarismo del ego ganador. ¿A que no les gusta ese pronóstico a nuestros amigos capitalistas “libertarios”?



    3.- Razón de justicia: de la interacción del individuo con la sociedad surge la justicia aplicada, por lo que daré ahora mi razón basada en la justicia y el mérito, mi razón para no comulgar incondicionalmente con el capitalismo. Sucede pues que cuando se trabaja en la construcción, es algo muy evidente: jóvenes, pero también señores, trabajando en un rango de edad desde los 15 años hasta los 60 años trabajan manualmente en un trabajo honrado, pero duro y extenuante, mientras que “el inge”, “el arquitecto” “el licenciado”, etc… vienen y les dicen cómo deben trabajar, aun cuando esos profesionistas sean jóvenes, y muchos de ellos no hayan usado un pico y una pala ni una sola vez en su vida. ¿Cómo es posible eso? ¿Qué mérito tienen esos jóvenes para subordinar muchas veces a gente esforzada que tiene toda una vida en el trabajo duro y honesto? Muchas veces el único mérito que tienen estos jóvenes es el haber nacido en familias que si podían costearle la universidad.

    En algunos casos menos frecuentes los jóvenes trabajaron mientras iban a la universidad. ¿En este caso es justo que ellos tengan cierta “jerarquía laboral”? Podría decirse que si en cierto caso, pero ¿Es justo que otros estén “destinados” a recibir sueldos menores sólo porque nacieron en familias que no podían costearle los estudios superiores? Eso si no es justo. Por otro lado, tenemos el caso de jóvenes con carrera que sin tener dinero, y sin estar obligados a trabajar para costearse los estudios superiores, pudieron accesar o bien a una beca por excelencia, o bien a una universidad pública de bajo costo. ¿No que el estatalismo es malo malo como el diablo? Por estas razones es que la supuesta meritocracia en el capitalismo se cae por sí sola, pues por ejemplo si mi sueño era ser arquitecto, pero soy huérfano y los sueldos que gané trabajando duro no me permitieron costearme los estudios ¿Es justo que me resigne a no alcanzar mis sueños? ¿Es justo que luego quiera, condicione y casi obligue a uno de mis hijos a ser arquitecto contra su voluntad, para yo sentirme realizado a través de él? ¿O es justo que con lo ahorrado monte una empresa familiar en la que todos trabajen y no les permita trabajar y ganarse la vida en lo que ellos más quieren? Y nótese que estoy hablando de casos en los que a una persona que en su infancia era inmensamente pobre le fue muy bien económicamente ¡Ahora imagínense los casos menos afortunados! Así que eso no es meritocracia ni justicia, eso es sobrevivir y salir adelante. Un punto que si le concedo hasta cierto punto (valga la redundancia) al capitalismo, es decir: es válido decir que el capitalismo implica altos grados de eficiencia y eficacia ¡Pero no me salgan con que el capitalismo implica meritocracia o es “el sistema económico más justo”!



    4.- Razón condicional: en la vida real no existe nada incondicional, es decir, no hay nada que no se sostenga en condiciones sustentadoras. No hay cracks del futbol sin las condiciones de práctica, trabajo duro, talento utilizado al máximo, aptitudes previas y actitudes de campeón. No hay justicia en la sociedad sin méritos de la misma para obtenerla y aplicarla. No hay buenos gobiernos que duren sin una sociedad que demande la buena gestión y sepa reformarlos cuando es necesario. No hay economías fuertes sin un trabajo duro detrás, independientemente de si es justo o injusto ese trabajo duro. Por lo mismo, no hay libertad en la sociedad si no hay un marco social que la ayude a subsistir y mantenerse sin degenerar, por tanto: no hay libertad incondicional.

    Siendo el ser humano (adulto y sano mentalmente) responsable de sus acciones, no significa que su entorno determine si será una persona de honor o un criminal NO. El entorno no determina, PERO SI CONDICIONA. Los que juegan póker me entienden con esto, pues la mano de cartas que les tocó no la eligieron, PERO TAMPOCO DETERMINA LA MANO QUE PIERDAN LA PARTIDA, sin embargo si los condiciona fuertemente, y deben jugar con las cartas que les tocaron. Así pues, se debe trabajar por mantener las condiciones mínimas necesarias para que exista una sociedad libre, se deben mantener y fortalecer las condiciones que delimiten el marco social de los grupos humanos. Una condición por ejemplo es la justicia, las leyes, y por tanto jueces, es decir que para que la sociedad sea libre debe haber justicia, y la justicia por lo tanto necesita un ENTE REGULADOR. ¿Por qué con el mercado debe ser diferente? Para que haya libertad de mercado (y no libertinaje) debe existir un marco económico, dentro del cual debe haber algo que regule al mercado, y no el mercado mismo, no le corresponde.

    Por ello a los capitalistas “libertarios” les digo ¿Acaso las instituciones de justicia siempre implican “opresión asfixiante”? Si me contestan que sí, supongo que les gustaría vivir bajo la “ley” de la selva, donde unos asaltantes armados hasta los dientes puedan quitarle sus cosas, un grupo de violadores numerosos secuestren a su familia y un tipo musculoso con impulsos homosexuales los ataque y viole a ellos mismos sin que puedan defenderse de él a causa de su fuerza. Pero si me contestan que no, que “Las instituciones de justicia no necesariamente implican siempre opresión asfixiante.” Por lo tanto les pregunto ¿Cómo es que piden que se le quite al mercado lo que saben bien no les conviene quitarle a la sociedad? Así pues se deduce que LAS INSTITUCIONES REGULADORAS DEL MERCADO NO NECESARIAMENTE IMPLICAN SIEMPRE UNA ASFIXIA ECONÓMICA.

    Si me dan la razón en esto anterior, pero me dicen “Si Zendir, estamos de acuerdo en que no todos los entes reguladores son asfixiantes, pero él comunismo si lo es” pues ahí yo si les doy la razón, ESTOY DE ACUERDO. Y es por ello que me considero igualmente anticomunista, así como anticapitalista, pero no me malentiendan: eso no significa que esté en contra del capital, la inversión, la ganancia, el bien común o el progreso verdadero como un objetivo a seguir. Simplemente es que considero insuficientes a ambos sistemas económicos para lograr de la mejor manera esos objetivos para la mayor cantidad de personas posible.



    5.- Razón financiera: el capitalismo “libertario” es inmensamente blandengue con los sistemas financieros, es decir, con los bancos injustamente usureros.

    Por ejemplo: si un banco otorgara a rango de 2 años y medio a una empresa $100,000, para pagar a 24 meses, con una tasa de interés FIJO del 20%, la empresa habrá pagado al término del plazo $120,000, lo cual es hasta cierto punto razonable tanto para la empresa, como para la franquicia bancaria (por lo cual al prestar la misma cantidad simultáneamente solo a 10 empresas, no sólo recupera lo prestado, sino que obtiene de ganancia el doble de lo prestado a una sola de ellas, ¡Y eso que sólo hablamos de 10 empresas!) y está bien.

    Sin embargo el sistema injusto de usura es tal, que los bancos se inventaron el concepto de Interés capitalizable, por lo que, el mismo banco, pero bajo esta modalidad, le otorga a rango de 2 años y medio a la misma empresa $100,000, para pagar a los mismos 24 meses, pero con una tasa de interés CAPITALIZABLE del 10%, la empresa que aparentemente se topó con una ganga, terminará pagando $ 141,040.416. ¡Paga más del doble que con una tasa de interés fija aún si esta tasa está a la mitad! ¿Cuánto pagará entonces a una tasa de interés capitalizable al 20%, es decir, la misma tasa pero CAPITALIZADA? Termina pagando $431,236.66 ¡ Más de cuatro veces lo prestado! Explicaré en que consiste la vil trampa explícita:



La fórmula más clara y justa que podríamos hacer acerca de la tasa de interés vendría a ser:



Número de pagos [(Cantidad ÷ Número de pagos) + (1 + tasa de interés en decimal)]

Por lo que a 20% de tasa simple:



24 [(100,000 ÷ 24) + (1 + .2)] -> 

24 (4166.6666 + 1.2) -> 119,999.9999.



    Lo cual resulta en los justos y redondeados $120,000 que se acordaron pagar ya contados los intereses.



    Sin embargo aquí viene la fórmula del interés capitalizable, de la que se agarran para cobrar tasas de interés desorbitantemente injustas:



Cantidad + [(Cantidad ÷ número de pagos)(1 + tasa de interés en decimal) número de pagos]



A 10% capitalizable:



100,000 + [(100,000 ÷ 24)(1 + 0.1) 24] -> 
100,000 +[(4,166.666)(1.1) 24] -> 100,000 + (4,166*9.8497) -> 

100,000 + 41,040.416 = $141,040.416



    Mientras que a 20% capitalizable:


100,000 + [(100,000 ÷ 24) (1 + 0.2) 24] -> 
100,000+[(4,166.666)(1.2) 24] -> 100,000 + (4,166*79.4968) 

-> 100,000 + 331,236.66 = $ 431,236.66



    ¿Ya se entiende mejor la monstruosa trampa? Pues así es como los bancos técnicamente nunca pierden, mientras que el resto del mundo está endeudado en una droga imposible de pagar. El total del PIB. Mundial es de aproximadamente $70,000,000,000,000, es decir: setenta billones de dólares. Pero gracias a este “bendito” sistema financiero ¿Cuánto dinero “debemos” todos, todas las naciones, a este usurero y parasitario sistema financiero? $217,000,000,000,000 ¡Doscientos diecisiete millones de dólares!  Más del triple de todo el PIB mundial. De esa magnitud totalmente fuera de lógica es la falla del sistema financiero, falla que el capitalismo permite, y lo hace porque le conviene.

     Y por último, 6.- Razón ecológica: como el capitalismo necesita de este absurdo sistema parásito llamado financiero para subsistir, está obligado a crecer, pues las empresas al recibir estos jugosos créditos con la tasa de interés capitalizable, están obligadas a producir a escala masiva, a vender lo que se pueda, y así maximizar las ganancias en bruto. Sólo después de pagarle a los bancos y hacer los otros pagos correspondientes es que se puede hablar de ganancias netas. Por ello es que están obligadas a crecer y crecer, vender cada vez más y extender sucursales, producción (“rasurado” de materias primas del medio ambiente) y con ello la huella ecológica de la destrucción del medio ambiente más allá de su capacidad para regenerarse.

    Es por ello que el capitalismo tiene que depredar cada vez más el medio ambiente para mantenerse, y así es que las sub-teorías capitalistas típicas asumen el supuesto de que “los recursos son inagotables”, o que la tecnología podrá encontrar soluciones causados por la crítica escasez de recursos. Así que cualquier análisis del “qué hacer” para combatir la destrucción ambiental primero, conlleva usar recursos que pasaron por el tamiz del capitalismo mismo, y segundo: ese análisis concluye en que hay que imponer límites al crecimiento de la huella económica/ecológica, y aquí es donde entra el problema.

    ¿Cómo querer ponerle límites a un sistema económico al cual los límites son su “Kriptonita” y son una restricción mortal? Por eso es que los principales consorcios empresariales financian campañas supuestamente “científicas” de negacionismo del cambio climático, y por eso muchos capitalistas “felinos” no lo son tanto, y se creen toda esa propaganda.

    Ante ese nivel cada vez más frecuente de destrucción ecológica, es casi imposible frenar los daños, por lo que sólo quedan dos opciones posibles: o se acaba el petróleo (ver artículo sobre el tema) antes del punto de no retorno, o una vez que crucemos el punto de no retorno el cambio climático acabará con el 70% (o quizás más) de la vida del planeta. En estos umbrales críticos estamos, pues somos la nueva Atlántida a punto de enfrentar su propio colapso (artículo aquí).



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 Respuesta a los ataques contra los incrédulos.

     Ahora bien, si algún “listillo” todavía me dice “¡Pero Zendir! ¿Cómo puedes criticar el capitalismo usando productos de Google, Facebook, Twitter y las redes sociales?” Ya me sé la cantaleta de siempre, pues estos fanáticos, en su discurso religioso, pretenden que no se les critique su religión del Dios-Mercado, del Dios-Dinero, de Mammon.
    Pretenden silenciar toda crítica o intentar ridiculizarnos por ello, es decir, que no deberíamos estar en contra de un sistema económico, sólo porque estamos tan inmersos en él, que juntamente con defectos, también recibimos beneficios, y por lo tanto debemos estar a favor, o CALLARNOS ¿Saben qué?

    Utilizando su propia “lógica” de la demagogia, en la que mezclan falazmente tecnología y comunicaciones con este sistema económico (como si no hubiera ni tecnología ni comunicaciones antes del capitalismo) llevaré hasta sus últimas consecuencias sus “argumentos” idiotas:


    -Ellos tampoco deben estar en contra de las teocracias o gobiernos religiosos del Medio Oriente, pues “gracias” a una teocracia como la del Egipto Faraónico, es que tenemos química, geometría, y muchas otras ciencias.


    -No deberían estar en contra del asesinato de BEBÉS YA NACIDOS, pues fenicia, la región donde sacrificaban bebés al Dios Moloch, también desarrolló el alfabeto.


    -Deberían estar de acuerdo (o callarse), con el hecho de que exista el ISIS, pues “gracias” a los primeros califatos es que se desarrollaron, desde los primeros motores pre-modernos hasta el álgebra.


    -Ridiculicémoslos si critican a los que golpean a las mujeres, porque en una sociedad terriblemente machista como fue la de la Grecia Clásica se conceptualizó la geometría y se desarrollaron las matemáticas.


    -Y por último “No tienen derecho a criticar” a los países con regímenes fuertemente estatalistas, pues fue en la Antigua Roma donde nació y se desarrolló el derecho Europeístico u Occidental, que ha influido a casi todas las constituciones del mundo, y gracias al cual todavía quedan instituciones que defienden los derechos de esos “idiotas malagradecidos que se atreven a criticar el estatalismo”.


    Así que la próxima vez que los “Mininos”(¿O debería decir Minions?) capitalistas pretendan falazmente o ridiculizarlos o censurarlos por criticar lo malo de su religión del Dios-Mercado, sepan que aquí ya tienen una respuesta que usando el mismo tipo de demagogias ellos usan, se mete a vencerlas y rebatirlas en su propio campo.



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 Conclusión (del artículo).

    Finalmente cito algunos fragmentos del excelente discurso de Pepe Mujica, quién lo pronunció en la ONU. Y aunque no comulgo con los métodos de la ideología que él defiende (socialismo), no puedo dejar de reconocer varias de las excelsas ideas plasmadas en su discurso y los objetivos que dice plantearse:
    “Lucho para llevar a cabo el combate a la economía sucia, al narcotráfico, a la estafa y el fraude, a la corrupción, plagas contemporáneas prohijadas por el antivalor, ese que sostiene que somos más felices si nos enriquecemos como sea.

Hemos sacrificado los viejos dioses inmateriales, y ocupamos el templo con el Dios Mercado. Él nos organiza la economía, la Política, los hábitos, la vida y hasta nos financia en cuotas y tarjetas, la apariencia de felicidad. Parecería que hemos nacido sólo para consumir y consumir y cuando no podemos cargamos con la frustración, la pobreza y la autoexclusión. Lo cierto hoy, que para gastar y enterrar detritos, la llamada huella de carbono por la ciencia, dice que si la humanidad total aspira a vivir como un norteamericano medio, serían necesarios tres Planetas. Es decir: nuestra civilización montó un desafío mentiroso y así como vamos, no es posible para Todos colmar este “sentido de la vida” que en los hechos masifica como cultura nuestra época dirigida por la acumulación y el Mercado. Prometemos una vida de derroche y despilfarro, que constituye una cuenta regresiva contra la naturaleza, y contra la humanidad como futuro. Civilización contra la sencillez, contra la sobriedad, contra todos los ciclos naturales, pero lo peor, civilización contra la libertad que supone Tiempo para vivir las relaciones humanas, amor, amistad, aventura, solidaridad, familia. Civilización contra el tiempo libre que no paga y puede gozar escudriñando la naturaleza. Arrasamos las selvas verdaderas, e implantamos selvas anónimas de cemento. Enfrentamos al sedentarismo con caminadores, al insomnio con pastillas, a la soledad con electrónica…. ¿Es que somos felices alejados de lo eterno humano? Aturdidos, huimos de nuestra Biología que defiende la vida por la vida misma como causa superior y la suplantamos por el consumismo funcional a la acumulación. La política, eterna madre del acontecer humano, quedó engrillada a la economía y al Mercado.

Vuelvo a repetir, la crisis ecológica del Planeta es consecuencia del triunfo avasallante de la ambición humana, también lo es su derrota, por impotencia política de encuadrarse en otra época que sin conciencia hemos construido.



Nuestra época es portentosamente revolucionaria, como no conoció otra la humanidad, pero sin conducción consciente o simplemente instintiva. Menos aún con conducción Política Organizada porque sin siquiera hemos tenido filosofía precursora de importancia. La codicia que tanto empujó al progreso material, técnico y científico, paradojalmente nos precipita a un abismo brumoso. Una época sin historia y nos quedamos sin ojos ni inteligencia colectiva para seguir colonizando y perpetuar transformándonos. Parece que las cosas toman autonomía y someten a los hombres. Por un lado u otro, sobran atisbos para vislumbrar el rumbo pero es imposible colectivizar grandes decisiones por El Todo. La codicia individual triunfa sobre la codicia superior de la especie. Aclaremos: qué es el Todo para nosotros? La vida global del Sistema Tierra incluyendo la vida humana con todos los equilibrios frágiles que hacen posible perpetuarnos.

Los recursos necesarios existen en el depredador despilfarro de nuestra civilización. Pero… hace casi 20 años discutimos la humilde Tasa Tobin y esto ilumina nuestras impotencias.

Sin embargo, con talento y trabajo colectivo el hombre puede hacer verdear a los desiertos, llevar la agricultura al mar, desarrollar nuestra agricultura con agua salada, etc, etc.

Es posible arrancar la indigencia del mundo y marchar a la estabilidad, es posible que el futuro lleve la vida a la galaxia y el hombre, animal conquistador, continúe con su inclinación antropológica, pero…. Necesitará gobernarse como especie o sucumbirá.

Muchas gracias.”

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 SECCIONES a las que pertenece este artículo: Agonía de la civilización actual.

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2 comentarios:

  1. En mi opinión es un poco largo. Pero es una buena radiografía de lo que pasa hoy en día.

    Buen articulo.

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    1. Es porque apenas esta iniciando la revista digital (menuda paradoja) y quiero darle cierto trasfondo necesario a los temas que apenas comenzamos a tratar, para no dejar lugar a dudas. Pero en la medida que surjan más artículos, habrán textos mucho más cortos acompañados de otros de igual longitud. Saludos

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