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3.- ¿Quién es Abanamaqfar?


    Pocos seres humanos han tenido tan estrechamente fundida su cultura, sus tradiciones y su sabiduría ancestral tan fundidas a su persona individual como Abanamaqfar, por lo que este es uno de los casos anómalos en los que resulta imposible separar a su persona, de su cultura. Es un caso muy raro, pero existió ese caso: Abanamaqfar nació en el año 726 en la ciudad de Gur. Fue hijo de Dadiyeh Maqfar y su virtuosa esposa Mahurani. Su nombre de pila fue Ruzbeh. El nombre completo de Abanamaqfar en aquella época era Mardabay Dadiyehpur Ruzbeh Guriyeh Dihkanmajid. 
 
 
    Desde un principio su padre Maqfar quiso darle la mejor educación, porque eso es lo que ameritaba alguien perteneciente a la sagrada orden Dihakaneh, así que lo llevó con el mejor maestro que había en Gur, que en ese tiempo era Sahl Abanahmad.
 
 
    Aunque Sahl Abanahmad no era de la religión tradicional de la orden de los Dihakaneh, era el más destacado miembro de la orden en cuanto a sabiduría, además de que la conversión de su padre al islam tenía a ojos de Maqfar un motivo justificable:
 
 
    Su padre Farrokhzad, también de la órden Dihakaneh, viajó a Kufa para conocer al que en el fondo de su corazón consideraba su legítimo rey: Ali Abanhusayn, quien era por el lado paterno un descendiente de Ali, y por tanto, también descendiente de Mahoma; pero no era esta la sangre que le interesaba a Farrokhzad, sino la ascendencia materna de Abanhusayn, pues su padre, Husayn se había casado con Shahrbanu, la hija de Yazdagir: el último Rey de la sagrada Dinastía Sasánida. Por lo tanto Ali Abanhusayn era el legítimo heredero del gran Reino conquistado.
 
 
    Abanhusayn acababa de ser perdonado por el Califa Omeya Yazid en Damasco, y había viajado temporalmente a Kufa, donde predicó el mensaje de los Shias, y como Abanhusayn era el “legítimo Rey”, y tenía una excelente oratoria: Farrokhzad llegó a la conclusión de que “si mi legítimo Rey sigue esa fé, ha de ser porque es la verdadera.” Por ello se convirtió al islam, cambiando su nombre “infiel” por el piadoso nombre de Ahmad.
 
 
    Así Farrokhzad (renombrado Ahmad) y muchos otros Shias seguidores de Abanhusayn lo acompañaron peregrinando hasta Medina y la Meca, regresando Farrokhzad empapado de los ideales Shias hasta Gur, donde se casó y tuvo un hijo al que llamó Sahl, criado en la fé islámica, pero impregnado de valores de la sagrada orden preislámica.
 
 
    Como Sahl hijo de Ahmad era un Shia, se oponía (de manera encubierta) al gobierno de los Omeyas, luego por pertenecer a la sagrada orden, anhelaba el regreso del Reino ancestral, que, aunque bajo la fe islámica, debería ser gobernado por Reyes de la estirpe de Abanhusayn, por ejemplo por Zayid Abanali, hijo de aquel.
 



 
 
    Los anti-omeyas encubiertos de la ciudad de Gur, que compartían ese anhelo de hacer regresar al antiguo Reino estaban divididos en 2 facciones: la Kinagih Musdahiyeh que en Pahlab significa “Legitimidad sabia” y la Zaidih Erdustiriyeh, que significa “Patronato guerrero”, por lo tanto los primeros, los de la legitimidad sabia, eran personas que creían que los grandes sabios, científicos y filósofos podrían convencer a los gobernantes de transformar el Califato injusto en un Reino más justo e ideal, mientras que los segundos, los partidarios del patronato guerrero creían que ni el mejor sabio puede convencer del todo a un Califa necio, por lo que lo mejor que se puede hacer es fortalecerse, armar o apoyar a un ejército, que los oficiales sean los más valientes, justos, y sabios posibles, y así el comandante de estos ejércitos pueda disponer de un ejército anticalifal y antiomeya, por lo que no tenga que estar “rogando al Califa para que se porte bien” sino que sea capaz de destruir sus injustas fuerzas, tomarlo prisionero, y encerrarlo, disponiendo de ser necesario, de su cabeza. 
 
 
    Pero a mí me gusta llamar a la Kinagih Musdahiyeh la facción de los “pacifistas ingénuos”, y a la Zaidih Erdustiriyeh “los pragmáticos belicistas”. Así pues, Sahl, hijo de un discípulo de Ali Abanhusayn, y este heredero real hijo de Husayn, quien  perdió su cabeza en la trágica batalla de Karbala. 
 
 
    Es natural pues que Ali Abanhusayn repudiara el hecho mismo de la guerra, pues la guerra fue la que le arrebató a su padre, y así transmitiera en sus sermones esa actitud antibélica. Por ello Ahmad el converso llevaba en su bagaje religioso el repudio a la guerra, inculcándoselo a su hijo Sahl, que en la edad adulta fue maestro de Ruzbeh Abanamaqfar.
 
 
    Por su parte, Dadiyeh, siendo un fiel, justo, sabio y eficiente burócrata del gobernador Hadyajsh, había sido “recompensado” con una mano aplastada: se había dado cuenta de que los intentos por alcanzar una buena vida mediante la sabiduría pacífica, sólo habían sido conseguidos dependiendo de la “benevolencia” del gobernador musulmán, pero cuando a este gobernador musulmán le convino, Dadiyeh fue castigado injustamente, y humillado con el sobrenombre de “mano seca” es decir, Maqfar, y todo esto por haber abogado por sus hermanos de etnia que eran aplastados y torturados por el gobernador.
 
 
    Así que Dadiyeh Maqfar ya no esperaba ninguna benevolencia, más bien quería derrocar a los gobernantes árabes mediante una guerra justa, pero sabiendo que aún no estaban dadas las condiciones, ni él tenía ningún ejército, conspiraba junto a muchos otros anti-omeyas.
 
 
    Por eso el joven Ruzbeh Abanamaqfar en su educación, se veía en una encrucijada, entre la facción pacifista ingénua de su maestro musulmán Sahl, y la facción pragmática belicista de su propio padre Maqfar: dos actitudes contrarias dentro de una misma educación.
 
 
    Así que no es de extrañar que en su más tierna infancia y temprana adolescencia Ruzbeh fuera muy indeciso, y aunque tuvo ese defecto inicial de carácter, la gran educación, forjada esta con gran carácter, disciplina y pureza, le dieron otras virtudes, como el honor, el valor, la justicia, el amor al trabajo, el sentido del deber, la honestidad, el amor, etc… 
 
 
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Este capítulo es parte del libro: Cultura, cultivos y jardines. 

(Lo puedes descargar en este enlace)

 
                                                                     
    

SECCIONES a las que pertenece este libro: Literatura.

3 comentarios:

  1. Un capítulo que sintetiza muy rápido un contexto para una gran historia. Lo que me nace compartir tiene que ver con la religiosidad y la época en que la identidad las integraba en relación a un territorio. En el occidente tenemos a Europa y su trayectoria de guerras , siendo la religión una forma de dar sentido a las luchas. Me parece importante contextualizar los escritos para no caer en miradas prejuiciadas sobre todo en una época como esta en que el sistema educativo no forja lectores y las tecnologías refuerzan los resúmenes y los escritos breves.

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    1. Exáctamente: estoy sintetizando el contexto para hablar sobre Ruzbeh Abanamaqfar, porque este es uno de los contadísimos casos en los que no se puede entender la vida de él sin entender el entorno en el que nació: ¿Porqué era tan indeciso en su vida? Por que su padre era de la Zaidih Erdustiriyeh y su maestro de la Kinagih Musdahiyeh. ¿Como conoció a su esposa? Apoyando a los Jarudíes. ¿Donde empezó su carrera? Apoyando a los Hashemíes... ¿Ves como cada aspecto importante de su vida es prácticamente inentendible sin establecer bien el contesto? Ahora bien, felicito tu actitud de señalar esto: "Me parece importante contextualizar los escritos para no caer en miradas prejuiciadas".. y sin embargo un renglón antes mencionas "En el occidente tenemos a Europa y su trayectoria de guerras , siendo la religión una forma de dar sentido a las luchas" y pregunto porque quizás soy corto de entendimiento: ¿No se está cayendo en lo mismo en lo que se previene? Quizás una aclaración me saque de esa duda. Saludos

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  2. Señale Europa como una forma de hacer un paralelo entre ambos contextos históricos. Eran épocas dónde las significaciones religiosas eran motivaciones que disfrazaban a las políticas y económicas. Los poderosos buscan motivos "santos" para justificar guerras hoy en día. Me parece que el fundamentalismo es un fenómeno peligroso para la humanidad y más cuando va con totalitarismo. Esto último lo habló por occidente porque de la cultura musulmana no se, aunque me da la sensación que son los mismos problemas que nosotros. Al final la humanidad tiene los mismos desafíos. Donde estoy ahora me ha tocado compartir con gente árabe y conocer de su mundo es genial.

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