Estaba el monje descansando en su
monasterio…
en cabecera de su cama: solía poner la miel en la jarra.
Hasta que un día se puso a cavilar en su
cerebro…
“cuando yo venda toda la miel: me compraré unas cuantas cabras:
-
La miel que yo vendo, las cabras que compro,
las cabras que paren se vuelven
cuatrocientas cabras…
cuando yo venda todas las cabras, lograre comprar unas
cien vacas.
-
La miel que yo vendo, las cabras que compro,
las cabras que paren, las cabras
que vendo,
cien vacas que compro, cien vacas que paren,
becerros que castro,
los bueyes que tengo,
los bueyes que aran, la tierra que tengo y
las vacas que
hacen, la buena leche que yo vendo…
cuando produzcan estas tierras, muchos esclavos
me podré comprar.
-
La miel que yo vendo, las cabras que compro,
las cabras que paren, las cabras
que vendo,
cien vacas que compro, cien vacas que paren,
becerros que castro,
los bueyes que tengo,
los bueyes que aran, la tierra que tengo y
las vacas que
hacen, la leche que vendo,
las tierras que siembro son las que cosecho,
los
frutos que vendo, por mucho dinero y
así los esclavos, que trabajan duro, y
que
me hacen rico, son mucho de lo que yo tengo…
con mansiones y muchas tierras,
con mujer noble yo me he de casar.
-
La miel que yo vendo, las cabras que compro,
las cabras que paren, las cabras
que vendo,
cien vacas que compro, cien vacas que paren,
becerros que castro,
los bueyes que tengo,
los bueyes que aran, la tierra que tengo y
las vacas que hacen,
la leche que vendo,
las tierras que siembro son las que cosecho,
los frutos que
vendo, por mucho dinero y
así los esclavos, que trabajan duro, y
que me hacen
rico, en tierras y mansiones,
por eso los nobles, ofrecen sus hijas,
más sólo
me fijo, en la dama más fina,
en la dama más bella, de anchas caderas,
muslos
paridores, y así que ella pueda,
darme muchos hijos…
mujeres y más de un varón,
y a todos yo podre disciplinar.
-
La miel que yo vendo, las cabras que compro,
las cabras que paren, las cabras
que vendo,
cien vacas que compro, cien vacas que paren,
becerros que castro,
los bueyes que tengo,
los bueyes que aran, la tierra que tengo y
las vacas que
hacen, la leche que vendo,
las tierras que siembro son las que cosecho,
los
frutos que vendo, por mucho dinero y
así los esclavos, que trabajan duro, y
que
me hacen rico, en tierras y mansiones,
por eso los nobles, ofrecen sus hijas,
más sólo me fijo, en la dama más fina,
en la dama más bella, de anchas caderas,
muslos paridores, y así que ella pueda,
darme muchos hijos, mujeres y hombres,
y
yo disciplino, muy severo, a todos ellos…
con esta vara que tengo yo, así con
fuerza les he de pegar.
-
La miel que yo vendo, las cabras que compro,
las cabras que paren, las cabras
que vendo,
cien vacas que compro, cien vacas que paren,
becerros que castro,
los bueyes que tengo,
los bueyes que aran, la tierra que tengo y
las vacas que
hacen, la leche que vendo,
las tierras que siembro son las que cosecho,
los
frutos que vendo, por mucho dinero y
así los esclavos, que trabajan duro, y
que
me hacen rico, en tierras y mansiones,
por eso los nobles, ofrecen sus hijas,
más sólo me fijo, en la dama más fina,
en la dama más bella, de anchas caderas,
muslos paridores, y así que ella pueda,
darme muchos hijos, mujeres y hombres,
y
yo disciplino, severo a mis hijos,
con fuerza y con vara, esta vara que
tengo,
así alzo mi mano, ensayando el golpe,
pa´cuando les toque, yo les daré
un golpe,
muy fuerte así como este…”
Y cuando la vara hizo alzar… derramó la
miel en su cabeza.
No te adelantes mucho con lo que aún no
sucede…
si haces planes sobre planes mal… sólo pensando te vas a quedar.
¡TAN! ¡TAN!
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Este capítulo es parte del libro: Cultura, cultivos y jardines.
(Lo puedes descargar en este enlace)
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