expr:class='"loading" + data:blog.mobileClass'>

Entrada: Los sucesores justos.

 
 

    Antes de hablar de la acción islámica contra los rebeldes, debo mencionar que Abu Bakr inició la compilación de todos los dichos y discursos de su antecesor, los cuales habían sido escritos como “notas” en todo tipo de materiales, por lo que la compilación de los sermones, dichos y discursos, que los musulmanes dicen ser revelados por Dios, se unirían en un solo libro, el cual sería el famoso Corán.
 
    Ahora si pasemos al tema de la rebelión: este califa tuvo que hacer frente a la rebeldía de los árabes, pero cuando la sofocó (con una guerra mediante) tenía al naciente Califato, listo para enfrentarse con sus vecinos al norte.
 
    De este modo las fuerzas islámicas iniciaron la guerra contra el Imperio Romano al noroeste y contra el Imperio Sasánida al noreste, en lo que parecía ser una pésima estrategia, pues aparentemente lo más inteligente en cuanto a estrategia hubiera sido aliarse contra un Imperio para atacar al otro, y ya una vez derrotado, volverse contra su aliado.
   
    Sin embargo Abu Bakr no actuó así, por lo que se preparó para lanzar a todas sus fuerzas árabes, compuestas por guerreros musulmanes, tribus árabes judías, cristianas e inclusive paganas, pues la conversión al Islam todavía era muy minoritaria.
 
    Comenzaron pues los primeros ataques árabes a la periferia de los Imperios, pero como Abu Bakr estaba ya muy anciano, designó a Omar Abanakhatba como su sucesor. Fue pues Omar el segundo Califa, o sucesor de Mahoma al frente del naciente Imperio Islámico.
 
    Tanto Omar como su predecesor Abu Bakr, y dos Califas sucesorios, forman parte de los 4 Califas “Justos”, porque su vida, obra y gestión siguen hasta la fecha idealizados por la mayoría de los musulmanes.
 
    El Califa Omar pues supo culminar los planes de su predecesor, pues en una serie de sangrientas batallas hizo ganar a los árabes, aplastando tanto a los Romanos en el oeste, como a los Sasánidas en el este, prácticamente destruyendo a este último Imperio.
 

Resultado de imagen para caliph umar 
enlace

    Una vez que lograron destruir o desarticular a los dos Imperios, estos victoriosos árabes se encontraban gobernando de facto los inmensos territorios de ambas tierras, pero ¿Cómo podrían aprovechar el inmenso potencial de aquellos territorios, en primer lugar para enriquecerse y en segundo lugar para organizar su nuevo vasto Imperio?
 
    Tenían que recurrir a los civiles sobrevivientes, los burócratas tanto del Imperio Romano, como del Imperio Sasánida, por lo que al principio se apoyaron tanto de burócratas civiles, como de sacerdotes y jerarcas religiosos de los credos no islámicos, para poder gobernar. De hecho el naciente califato por un tiempo usó el griego y el Pahlab (lengua de los Sasánidas) dos idiomas oficiales tanto del Imperio Romano como del Sasánida respectivamente, para gobernar las crecientes mitades Occidental y Oriental.
 
    Sin embargo el resto de los conquistados, los que no gobernaban, estaban lógicamente resentidos por la pérdida de libertad y por la caída de su estatus a ciudadanos de segunda clase, inclusive esclavos, así que un esclavo vengativo buscó al Califa y lo asesinó en Medina. Al morir el Califa Omar, el consejo que el mismo formó, designó como sucesor a Utman Abanafán, el tercer califa de los Justos. Bajo su gobierno se terminó la compilación de todas las revelaciones de Mahoma en el Corán, sin embargo en el proceso, tanto Fátima (hija de Mahoma y Jadiya, esposa de Alí), Aysha (la esposa más joven del Profeta e hija de Abu Bakr) como Abanmasud (compañero de Mahoma) y otros más habían denunciado que la escritura del Corán no se apegaba fielmente a las palabras del Profeta, por lo que circulaban otras versiones del recientemente escrito texto oficial sagrado. Cuando Utman mandó quemar las otras versiones, las tensiones entre la minoría musulmana del Califato crecieron.
 
    Utman, quien sentía las tensiones, prefirió rodearse de su familia, los famosos Omeyas, para gestionar al gigantesco Califato, por lo que designó a sus familiares en los cargos más importantes. Esta designación tuvo un fuerte respaldo por su sobrino llamado Moauiyeh Abanbysufyan, un victorioso general que había conquistado para el Islam a varias provincias Romanas y que gobernaba a la provincia de Siria desde antes de la designación de su tío como Califa, apoyándose este sobrino en sus numerosas tropas leales.
 
    Esta fue la gota que derramó el vaso, pues Ali, siendo uno de los compañeros más piadosos, sinceros y queridos por el profeta, a la hora de la sucesión Califal (valga la redundancia) fue siempre dejado de lado a favor de Abu Bakr, Omar y Utman, gobernando estos de un modo cada vez menos piadoso, cada vez más pragmático, y cada vez menos sincero.
 
    ¿Ahora pretendía Utman gobernar a base de nepotismo? Por ello es que muchos descontentos con el gobierno Nepotista, partidarios de Ali, menos resignados que él, pero más indignados, asesinaron también a este tercer Califa en su casa en Medina, y por fin fue elegido Califa Ali Abanbytlab.
 
    De este modo llegó al gobierno el cuarto Califa, el cuarto de los justos, y por primera vez desde la muerte de Mahoma, el Imperio Islámico fue gobernado por un idealista, un piadoso, un erudito, y no sólo un gobernante pragmático.
 
    Sin embargo, Ali mostró cierta pasividad ante los asesinos de Utman, causando indignación en sus familiares Omeyas, por lo que lo acusaron de complicidad. Estos familiares Omeyas, junto con Moauiyeh acusaron a Ali de ser cómplice en el asesinato del tercer Califa, y por lo tanto de conspirar para llegar al poder a base de sangre.
 
    De ese modo muchos partidarios de otros antiguos compañeros del Profeta se organizaron, con cierta ayuda de los Omeyas, y así se formó una facción y un ejército que se rebelaba contra el Califa representando a Aysha, la viuda de Mahoma.
 
    Ali y sus partidarios (en Árabe se dice Shii) derrotaron al ejército de Aysha, pero este magnánimo Califa le perdonó la vida. Luego, cuando el artero Moauiyeh vio suficientemente debilitadas a las fuerzas Califales, se decidió a enviar un ejército contra el monarca.
 
    Así las fuerzas de Moauiyeh con sus familiares Omeyas y las de Ali y sus partidarios Shias (también llamados Chi´itas) se enfrentaron en la batalla de Siffin en el 657. Pero las fuerzas Califales no estaban lo suficientemente debilitadas como para ser aplastadas por un número excesivamente menor, siendo así que Omeyas y Shias estaban bastante igualados. Por eso la batalla resultó en empate, y las facciones decidieron alternar entre negociaciones y batallas hasta que una victoria o un acuerdo determinara la cuestión.
 
    De este modo la guerra fue tan desgastante, que un tercer grupo “neutral” de guerreros, cansados de la guerra, optaron por asesinar tanto a Moauiyeh como a Ali, pensando así que con esto acabaría la cruenta guerra civil. Sin embargo el intento de matar al Omeya fracasó, por lo que sólo Ali murió. Así acabó la primera fase Califal de la historia Islámica, con la muerte de Ali se cerró el periodo de los llamados Sucesores Justos.
 

_____________________________________________________
                                                                         
_____________________________________________________

Este capítulo es parte del libro: Cultura, cultivos y jardines. 

(Lo puedes descargar en este enlace)

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario


Busca cualquier palabra o frase en esta página ¡Hay de todo!

INDICE

INDICE
Todos los artículos por órden cronológico